domingo, 1 de mayo de 2011

Catorce de febrero


Confío en tu fidelidad, en tus promesas. En tus lágrimas y tus sonrisas. Creo en ti y en nosotros.
Estamos a punto de cometer una locura. Otra locura, esta más grande, permanente, una locura que nos unirá para siempre, queramos o no. Una locura más grande de lo que me esperaba, más grande de lo que jamás había pensado. El catorce de febrero, de tu mano me inscribo bajo la piel el signo que nos simboliza, aquel que escribe nuestras promesas y la cual es base de nuestra relación.
Te confieso que no estoy segura de lo que he decidido hacer, está claro que no lo estoy. Pero te he prometido que moriré a tu lado. Te lo he afirmado con total certeza, sin dudas, otra locura; pero ha sido una promesa, y quizás en el pasado lo haya hecho, pero ya no soy una persona que rompe sus promesas. Sé que hay mejores maneras de demostrártelo, y más adelante las descubrirás, las descubriremos. Pero por ahora.. por ahora me tatúo. Nos tatuamos. Nos tatuamos todo lo que nos simboliza, tanto "todo" como el infinito.
No voy a explicarte por qué me lo hago, lo verás con el tiempo. Pero he decido, de forma insegura con los pocos e inexpertos años que tengo que te llevaré en la piel el resto de mi vida. Llevaré más que una huella en el corazón si no también en el antebrazo. Limito el resto de mi vida a pasarla entre tus brazos, el resto de mi infinidad. Por poco que dure.

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